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LA IMPORTANCIA DE LOS EMPUJES

LA IMPORTANCIA DE LOS EMPUJES

Algo que nos pasa a casi todos los fisioterapeutas es la pelea que tenemos con todos los pacientes a la hora de levantarse desde el decúbito supino (posición de boca arriba) a la posición de sedestación (sentados).

De manera automática, siempre tienden a levantarse tirando del cuello y forzando la abdominal. Esto no es que esté mal, el cuerpo debe estar preparado para hacer este gesto sin que el cuerpo sufra de manera importante. El problema es que, por norma general, cuando una persona acude a un centro de fisioterapia, es porque tiene algún tipo de lesión que ya condiciona el mal funcionamiento del cuerpo, con lo que, añadirle un esfuerzo importante puede ser muy lesivo.

Por eso es muy importante aprender a “levantarse” de otra manera menos costosa, y habituarnos a ella, automatizando el gesto.

¿Cómo levantarnos cuando estamos tumbados sin tirar de la cabeza y del abdomen?

Para responder a esta pregunta es necesario hacer una distinción clara entre “tirar” y “empujar”.

Los empujes son algo muy importante que empezamos a hacer de bebés, cuando empezamos a apoyar distintas partes del cuerpo y con ello conseguimos levantar otras. Por ejemplo, el bebé que está boca arriba y empuja con sus pies el suelo para levantar el culete, o cuando está boca abajo y empuja con sus manos para levantar su cabeza. El gateo y la marcha también son una forma clara de empujes, que nos permite desplazarnos de un lado a otro.

Pero hay algo que es incluso más importante, que todos hacemos todos los días, y en lo que estamos haciendo empujes de manera contínua, y es, simplemente, mantenernos de pie.

Para entender este concepto, siempre pido a los pacientes que hagan un simple gesto. Les coloco cerca de una pared, con su cuerpo paralelo a la misma, y les pido que alarguen su brazo hasta tocarla, manteniendo el codo ligeramente flexionado. Una vez ahí, les pido que empujen la pared como si quisieran llevarla más allá. Al hacerlo, como la pared no se mueve (evidentemente), lo que ocurre es que ellos experimentan un retroceso en el sentido contrario, es decir, no se acercan más a la pared, si no que se alejan de ella.

Cuando estamos de pie ocurre lo mismo. Nuestros pies ejercen un empuje hacia el suelo gracias al trabajo isométrico de los cuádriceps, principalmente. Lógicamente, no somos conscientes de este empuje, pero el resultado es el mismo que en el ejemplo de la pared. Si yo empujo una pared y esta no se mueve, me moveré yo en sentido contrario. Pues si empujo el suelo, pero este no se mueve, yo me moveré en sentido contrario, es decir, hacia arriba, permitiendome mantenerme erguido.

Esto explica porqué, cuando vemos a alguien con problemas en la marcha, o cuando nosotros mismos tenemos problemas para mantenernos mucho tiempo de pie, es porque este empuje no se realiza de la manera adecuada. Y lo que hace el cuerpo, y aquí retomamos el principio del post, es “tirar” en lugar de “empujar”, lo cual es infinitamente más costoso porque el mecanismo de bipedestación se articula a través de los empujes.

Vuelvo a poner un ejemplo, que es como mejor se entiende todo. Cuando tengo una lesion de rodilla, por ejemplo, y voy a subir un escalón y no puedo hacer carga en la pierna, lo que hago es tirar de hombros y tren superior. Es decir, como no puedo empujar, tiro, con el gasto que eso supone fisiológicamente hablando.

Por eso es importante familiarizarse con estos conceptos, para ayudar a nuestro cuerpo a funcionar de manera más acorde a la fisiología, y sobre todo para recuperar capacidades que a veces ni sabemos que hemos perdido.

He aquí la manera correcta de levantarse:

  1. Flexionamos rodillas y apoyamos los pies
  2. Hacemos empujes con los pies y levantamos los glúteos para luego ladear la pelvis y colocarla de lado. La cabeza se mantiene apoyada, no levanta en ningún momento
  3. Una vez que la pelvis está de lado, rodamos la cabeza y el tronco para acompañarla y que se queden también de lado
  4. Con el brazo que está arriba, apoyamos la mano por delante del tronco y hacemos un empuje contra la superficie sobre la que estamos acostados para poder levantar el tronco. La cabeza acompaña el movimiento y también se levanta, pero no por tirar de ella, si no por el efecto del empuje del brazo
  5. Una vez que el tronco comienza a levantarse, apoyamos el brazo que queda debajo y con esto reforzamos los empujes que permiten la elevación completa del tronco y cabeza

Y todo esto, que parece un proceso largo y complicado, cuando se repite y se automatiza, se hace de manera inconsciente ahorrandole un gasto extra al cuerpo y evitandole problemas mayores.

Y tu, ademas de tirar, ¿sabes empujar?

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